Un reclamo desesperado surgió ayer de todos los eslabones de la cadena triguera: pidieron que cese la intervención oficial en el mercado agrícola, para así evitar un nuevo fracaso de la cosecha en 2010. Productores, intermediarios, molineros y exportadores suscribieron el reclamo. El Congreso que los reunió en Mar del Plata fue bautizado de manera elocuente: "Salvemos el trigo".
Todos los sectores confirmaron un escenario catastrófico para el cultivo con el que, a fines del siglo XIX, la Argentina debutaba como país agrícola. El trigo viene de un año pésimo, pues la cosecha 2009 cayó de 16 a 8 millones de toneladas. Y el panorama para la campaña 2010 pinta todavía peor, ya que la superficie sembrada sería la menor desde 1902/03, apenas 3,5 millones de hectáreas. Los más agoreros dicen que la cosecha apenas superaría las 6 millones de toneladas, y entonces hasta podría faltar. Analistas como Gustavo López, de Agritrend, esperan de 7 a 9 millones. Alcanzaría, pero no quedaría casi nada para exportar.
Un seminario organizado por la Federación de Acopiadores, que reunió a 1.200 productores, buscó razones para semejante decadencia. Los expositores dijeron que la fuerte sequía está jugando sucio, pero que más graves todavía son las políticas de intervención en el mercado de granos.
"Guillermo Moreno ( por el secretario de Comercio) es el que decide cuánto vale el trigo. Es un personaje nefasto", disparó el representante de CRA, Javier Jayo Ordoqui. Uno tras otro, los representantes de los productores mostraron gráficos de las fuertes distorsiones que se produjeron en el mercado desde que en mayo de 2006 Moreno impuso a los compradores de trigo un precio máximo, muy alejado del que los productores podrían haber cobrado. El corredor Javier Buján los llamó "los precios servilleta", en una comparación con la lista de jueces que ostentaba el menemismo.
Raúl Dente, de los Acopiadores, mostró un estudio que cuantificó el perjuicio a los productores en las campañas 2006/07 y 2007/08: dejaron de cobrar la friolera de US$ 2.883 millones, de los cuales sólo 38% puede atribuirse a transferencias legítimas hacia el Estado (por retenciones) y a los consumidores pobres. El restante 62%, unos US$ 1.784 millones, se desvió hacia consumidores que podían haber pagado precios más altos, los molinos harineros y las exportadoras de cereales. Hasta se vieron beneficiados, según el análisis, los países que compraron trigo barato a costa de los bajos precios pagados aquí al productor. Ernesto Ambrosetti, de la Rural, le puso un toque irónico a tanto desbarajuste. Dijo que en la Argentina se logró crear el primer trigo transgénico u OGM a nivel mundial, o mejor dicho el primer "Organismo Gubernalmente Manipulado". Más serio, Jorge Solmi, de Federación Agraria, explicó que tan sencillo resultó esquilmar a los chacareros en 2008 que el número de firmas exportadoras creció de las 12 habituales a 36. Las que aparecieron, embolsaron una diferencia de US$ 70 millones.
Frente a semejante acusación, los representantes de la Federación de la Industria Molinera, Alberto España, y del Centro de Exportadores de Cereales, Alberto Rodríguez, debieron dar explicaciones. Hubo cruces hasta que se logró cierto consenso: pese a posibles beneficios, ningún sector comulga con semejante nivel de distorsión en el mercado. El representante de los exportadores incluso aceptó que el acuerdo que el sector firmó este mes ante la presidenta Cristina Kirchner (para pagar el precio pleno en 1 millón de toneladas) "no es la solución del problema. Es solo un parche".Mario Marincovich, del Centro de Corredores, despertó consenso cuando dijo que la salvación del trigo sólo será posible si el Gobierno retrocede las cosas a 2006. Sobre el cierre, llegaron Mario Llambías (CRA), Hugo Luis Biolcati (Sociedad Rural) y Carlos Garetto (Coninagro). Los líderes de la Mesa de Enlace se mostraron escépticos sobre cambios de política. Lo dijo Garetto: "Al trigo lo van a salvar los argentinos, el próximo 28 de junio
Todos los sectores confirmaron un escenario catastrófico para el cultivo con el que, a fines del siglo XIX, la Argentina debutaba como país agrícola. El trigo viene de un año pésimo, pues la cosecha 2009 cayó de 16 a 8 millones de toneladas. Y el panorama para la campaña 2010 pinta todavía peor, ya que la superficie sembrada sería la menor desde 1902/03, apenas 3,5 millones de hectáreas. Los más agoreros dicen que la cosecha apenas superaría las 6 millones de toneladas, y entonces hasta podría faltar. Analistas como Gustavo López, de Agritrend, esperan de 7 a 9 millones. Alcanzaría, pero no quedaría casi nada para exportar.
Un seminario organizado por la Federación de Acopiadores, que reunió a 1.200 productores, buscó razones para semejante decadencia. Los expositores dijeron que la fuerte sequía está jugando sucio, pero que más graves todavía son las políticas de intervención en el mercado de granos.
"Guillermo Moreno ( por el secretario de Comercio) es el que decide cuánto vale el trigo. Es un personaje nefasto", disparó el representante de CRA, Javier Jayo Ordoqui. Uno tras otro, los representantes de los productores mostraron gráficos de las fuertes distorsiones que se produjeron en el mercado desde que en mayo de 2006 Moreno impuso a los compradores de trigo un precio máximo, muy alejado del que los productores podrían haber cobrado. El corredor Javier Buján los llamó "los precios servilleta", en una comparación con la lista de jueces que ostentaba el menemismo.
Raúl Dente, de los Acopiadores, mostró un estudio que cuantificó el perjuicio a los productores en las campañas 2006/07 y 2007/08: dejaron de cobrar la friolera de US$ 2.883 millones, de los cuales sólo 38% puede atribuirse a transferencias legítimas hacia el Estado (por retenciones) y a los consumidores pobres. El restante 62%, unos US$ 1.784 millones, se desvió hacia consumidores que podían haber pagado precios más altos, los molinos harineros y las exportadoras de cereales. Hasta se vieron beneficiados, según el análisis, los países que compraron trigo barato a costa de los bajos precios pagados aquí al productor. Ernesto Ambrosetti, de la Rural, le puso un toque irónico a tanto desbarajuste. Dijo que en la Argentina se logró crear el primer trigo transgénico u OGM a nivel mundial, o mejor dicho el primer "Organismo Gubernalmente Manipulado". Más serio, Jorge Solmi, de Federación Agraria, explicó que tan sencillo resultó esquilmar a los chacareros en 2008 que el número de firmas exportadoras creció de las 12 habituales a 36. Las que aparecieron, embolsaron una diferencia de US$ 70 millones.
Frente a semejante acusación, los representantes de la Federación de la Industria Molinera, Alberto España, y del Centro de Exportadores de Cereales, Alberto Rodríguez, debieron dar explicaciones. Hubo cruces hasta que se logró cierto consenso: pese a posibles beneficios, ningún sector comulga con semejante nivel de distorsión en el mercado. El representante de los exportadores incluso aceptó que el acuerdo que el sector firmó este mes ante la presidenta Cristina Kirchner (para pagar el precio pleno en 1 millón de toneladas) "no es la solución del problema. Es solo un parche".Mario Marincovich, del Centro de Corredores, despertó consenso cuando dijo que la salvación del trigo sólo será posible si el Gobierno retrocede las cosas a 2006. Sobre el cierre, llegaron Mario Llambías (CRA), Hugo Luis Biolcati (Sociedad Rural) y Carlos Garetto (Coninagro). Los líderes de la Mesa de Enlace se mostraron escépticos sobre cambios de política. Lo dijo Garetto: "Al trigo lo van a salvar los argentinos, el próximo 28 de junio
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