Según las estimaciones del Informe FAA, habría 48 millones de animales en 2009/10, frente a los 55 millones de 2008/09. “Con estos números el stock ganadero nacional va camino de ser el más bajo de los últimos 45 años, una situación calamitosa. Por eso impulsamos como entidad gremial, desde hace tiempo, un proyecto de ley con el Plan para la Recuperación de la Ganadería Bovina. Si no se diseñan los instrumentos que necesita el pequeño y mediano productor, se profundiza la crisis y vamos camino al ternericidio”, agregó Pablo Orsolini.
En el país existen 252.907 explotaciones agropecuarias con ganado según lo publicado por la Encuesta Nacional Agropecuaria del año 2000 llevada a cabo por el SENASA. De esa cifra, el 90 % maneja un rodeo no superior a 500 cabezas. Solo el 10 % (26.427 explotaciones) tiene existencias superiores. De allí se entiende que la merma en los niveles de producción ganadera, impacta directamente sobre la realidad de los pequeños y medianos productores ya que son los actores principales de esta actividad. Además, recordemos que en forma directa el sector ganadero emplea 393.000 puestos de trabajo en todo el interior del país.
Para entender por qué se llegó a este presente, se debe hacer foco sobre dos factores fundamentales: la expansión de la frontera agrícola y los costos de oportunidad desfavorables para los productores ganaderos.
En el año 1980 la región pampeana tenía el 80,2 % del rodeo nacional, en 1994 el 62,4 %, mientras que en el 2006 pasó a tener el 56,7 %. Ésto sobre un stock de 55 millones de cabezas en el 2006, lo cual significa que más de 3 millones dejaron la región pampeana en los últimos 14 años. A su vez las regiones del NEA, NOA, Patagonia y la Región Semiárida (La Pampa y San Luis) fueron receptores del desplazamiento ganadero pampeano.
Por otra parte, el consumo per cápita de carne vacuna total de los últimos años se mantiene alrededor de los 68 kg. Si bien está lejos de los 80 kg de consumo per cápita de la década del 70, sigue siendo el más alto del mundo.
Esta dura realidad que describimos, se agrava producto de la fuerte sequía que azotó al país durante el 2008 y el primer semestre del 2009, y también por la ineficiente política de precios internos y de exportación que deberíamos marcar como un factor estructural de la actual crisis ganadera.
En concreto, el problema para el 2010 es que, producto de la combinación de una menor producción de carnes estimada en 2.67 millones de toneladas (un 14,02 % menor a la del 2008), de la caída de la faena y del stock ganadero, y proyectando un consumo per capita de 68 kg, la Argentina estaría al borde de importar carnes para cubrir la demanda interna.
Si por un lado, mantenemos los niveles de consumo y no generamos una política de diversificación de la actividad, y por el otro, no aumentamos la oferta, vamos hacia un escenario inexorable de importación de carne vacuna y se perderían ingresos por exportaciones por la suma de 1.500 millones de dólares.
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