lunes, 11 de febrero de 2008

Campaña 2007: Plan Agropecuario

Políticas de Estado para la Producción Agroindustrial

Gracias a la situación del mercado internacional agropecuario, la Argentina, con sus condiciones naturales, tiene una oportunidad estratégica histórica para dar un salto en los niveles de producción, el ingreso de su población, y el desarrollo económico de las regiones productoras.

El actual gobierno está desperdiciando esta oportunidad. Tomemos el ejemplo de lo que viene ocurriendo con la ganadería: El cierre de las exportaciones no bajó los precios al mostrador. Sí, en cambio, cayeron en un 30% los precios al productor. En el camino, una brutal transferencia de ingresos de los productores pequeños a los eslabones de la cadena con mayor poder. El gobierno atacaba al campo desempolvando el fantasma de la oligarquía ganadera mientras convalidaba ganancias extraordinarias a costa de los más débiles. Así, el gobierno divide al país y pretende tapar las severísimas fallas de gestión de su política productiva ganadera.

Desde la Coalición Cívica, para aprovechar esta oportunidad histórica y estratégica, proponemos un Pacto entre el Estado y el campo.

Este pacto no es otra cosa que el compromiso del Gobierno de “Dejar en Paz al Campo”, y de aplicar un conjunto de políticas de estado para la producción agroindustrial, en un marco de consenso y acuerdos de conducta recíprocos entre el Estado y el Campo. Esta Política de Estado implica que desde el Estado se deje trabajar libremente, sin medidas arbitrarias ni restricciones al campo, y sin intervención en los procesos productivos, brindándole las condiciones necesarias para producir y asegurando el cumplimiento de las leyes, pero. Por su parte, la cadena agropecuaria se comprometerá a cambio a pagar todos los impuestos, a no evadir y a tener en blanco y con salarios dignos a todos sus trabajadores.

Desde la Coalición Cívica creemos que debe dejarse al mercado funcionar, y que el Estado intervenga para garantizar la limpieza en el juego y el cumplimiento tributario. El resto corresponde a los productores, que han demostrado históricamente que son capaces de estar a la altura del desafío. Esto el Pacto que proponemos con el Campo, el cual se cristalizará en una serie de medidas concretas que conformarán la base de nuestras políticas de estado para la producción agroindustrial.

Este marco de Políticas de Estado hacia el campo será la base para construir un verdadero modelo productivo. Debemos tener como herramienta estratégica un Plan Agropecuario de 15 años. Están la tecnología, los recursos humanos y los recursos naturales; faltan las condiciones necesarias para que los productores aprovechen la coyuntura e incorporen las mejoras. Debemos reconstruir un horizonte previsible. Para esto tenemos propuestas concretas que pueden resumirse en la idea de “dejar en paz al campo”. Si al campo se lo deja trabajar le va a ir bien a todo el país. Para ello, presentamos las siguientes medidas, en el marco de una estrategia productiva estable, previsible y de largo plazo, que llevaremos a cabo cuando asumamos la presidencia:

  • Apertura de las Exportaciones de Carne y Lácteos – Retenciones Cero: El horizonte es claro: exportaciones libres e irrestrictas con retenciones cero para carne y lácteos. A esta meta se llegará a través de una transición y de manera gradual, según las condiciones internas y externas, pero asumimos hoy un claro compromiso a favor de la exportación libre y sin aranceles. Por otro lado, una ganadería rentable y con shock de oferta como la que proponemos es la mejor forma de asegurar el abastecimiento del mercado interno.
  • Créditos para todos: una política monetaria consistente y creíble asegurará una inflación baja y predecible, requisito fundamental para que vuelva el crédito en pesos, de largo plazo, y a tasa fija.
  • Baja Gradual de Retenciones a los granos: Rebaja de retenciones para la soja: tope máximo del 25%; y rebaja de retenciones para los demás productos agrícolas: tope máximo del 20%.
  • Articulación público y privada para la construcción de obras que eviten los problemas de logística que están generando las grandes producciones agrícolas. Estamos hablando de caminos, ferrocarriles, puertos, hidrovías, y almacenaje, que contribuyan a hacer más competitivo al sector, en especial en las regiones más alejadas de los puertos o los grandes centros urbanos.
  • Creación del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación para que lleve adelante el Plan Agropecuario y garantice estas Políticas de Estado con el campo. Debe construirse una autoridad e institucionalidad seria y respetada, con capacidad técnica y volumen político que se haga cargo del destino estratégico del sector y que asegure el respeto mutuo, el diálogo, el cumplimiento de los compromisos y el horizonte a seguir. A su vez, es una clara señal de reconocimiento sobre la importancia del sector para el conjunto del país. Argentina es el único país del MERCOSUR que no tiene un Ministerio dedicado a los temas del campo.Asimismo, lo que planteamos no es solamente subir el rango de la SAGYPA, proponemos crear una nueva institucionalidad seria, fuerte y confiable; y consideramos imprescindible que en sus niveles jerárquicos debe tenderse hacia una mayor profesionalidad de los cuadros técnicos, a través del establecimiento de un Sistema de Mérito en sus estructuras administrativas. Este Ministerio incorporaría a las actividades y estructuras de la Secretaría y otras dispersas, y contaría con las Secretarías de Ganadería, Agricultura, Pesca, Control Sanitario y Comercio Exterior
  • Profesionalización e independencia de los organismo técnicos, Sistema de Mérito para las designaciones y concursos. Fortalecimiento de las instancias de control, los frenos institucionales a las situaciones de convivencia y el intercambio de favores entre funcionarios y empresarios. Profesionalización y financiamiento para el SENASA. Sin un organismo sanitario fuerte no hay política de largo plazo viable para el sector. Similares medidas se tomarán respecto al INTA y la ONCCA.
  • Cambios en la Comercialización de la Carne: Vamos a adoptar esquemas de comercialización que sostengan la eficiencia productiva: sostenemos que debemos tener un elevado peso mínimo de faena, pero bien aplicado con tiempo para que los productores se adapten y no impuesto desde una oficina de Buenos Aires de un día para el otro.
  • Supresión de prácticas de intervención abiertas y encubiertas, como la intervención de facto en el Mercado de Liniers, en los mercados de granos, el manejo arbitrario de los permisos de exportación, las listas de precios sugeridos, los acuerdos de precios forzados, etc. Eliminación de Registro de Operaciones de Exportación (ROE).
  • Mejorar las condiciones del empleo rural, reestableciendo la plena vigencia del régimen legal del/a trabajador/a agraria a través de la efectiva fiscalización de dichas condiciones y el control los niveles de salud y seguridad en el ejercicio de las tareas agropecuarias.
  • Unificación de los Estándares Sanitarios: La existencia de múltiples estándares sanitarios genera situaciones de diferentes estructuras de costos para las firmas y diversos niveles de calidad y seguridad alimentaria para la población. Para favorecer la competencia en igualdad de condiciones y facilitar la tarea de control de los organismos técnicos debe avanzarse hacia la unificación de los requisitos sanitarios que deben cumplir las diversas industrias.
  • Modificación de normas bromatológicas y del tránsito federal de cargas para que, sin afectar la calidad alimenticia ni la salud de la población, las PYMES alimenticias puedan cumplirlas y tengan cabida en el mercado.
  • Negociación Externa de Apertura de Mercados para productos agropecuarios. Debe tenerse una política comercial externa coherente: si pedimos que nos abran los mercados del mundo, debemos tener nuestras exportaciones con retenciones bajas y ser un proveedor confiable. Se establecerán agregados comerciales en las embajadas donde actualmente se justifique por el volumen del comercio exterior y también para desarrollar nuevos mercados. Vamos hacia un esquema de comercio lo más libre posible, en donde el gobierno no intervenga para decidir quienes exportan generando así corrupción y prebendas.

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