Por: Diputada Nacional Marta Velarde
SGO. DEL ESTERO - JUSTICIALISMO REPUBLICANO (en interbloque con la Coalición Cívica)
SGO. DEL ESTERO - JUSTICIALISMO REPUBLICANO (en interbloque con la Coalición Cívica)
El campo, generador de divisas al país, recursos fiscales y prosperidad al interior, es además proveedor de alimentos para 400 millones de personas. Del campo salen los alimentos baratos, que disimulan los bajos salarios que pagan actividades incapaces de competir, y que viven de la prebenda del Estado.
El campo ha formado con sus cadenas de valor y la incorporación masiva de ciencia y tecnología una clase media independiente, que defiende sus derechos frente a supuestos "salvadores" de la patria. Hoy sufre el doble efecto de una agresión sistemática del gobierno central, a pesar de que sin el campo los años de crecimiento no hubieran existido, y de la sequía más seria desde hace décadas.
También padece la baja inversión del gobierno central en las provincias, que perjudica al país todo, por los costos adicionales de producir sin una infraestructura de transporte adecuada.
El gobierno central se ha apoderado de los recursos, con la ayuda de senadores y diputados nacionales del interior, dejando poco margen a los gobiernos provinciales y municipales. Es cierto que se hacen algunas obras, la tercera parte de las anunciadas, pero no responden a las necesidades del interior, más bien se concentran en los nuevos conurbanos de cada ciudad capital, y no resuelven tampoco los problemas de fondo de esas ciudades.
Los pueblos del interior le dan recursos fiscales a la Nación, pero carecen de agua potable, pavimentos, buenas escuelas y buena medicina.
Se debe aprobar la ley de coparticipación federal, que devuelva a las provincias y municipios sus recursos. Por otro lado, hay que concentrar recursos públicos y convocar al capital privado para solucionar problemas estructurales del interior, como la provisión de agua potable, energía, reconstrucción del sistema ferroviario y la construcción de la red federal de autopistas. Es decir, equipar al territorio para hacerlo más competitivo, ayudar al desarrollo productivo y terminar con la pobreza estructural de esa Argentina profunda, de la que habla aunque no la conozca, el relato oficial.
El campo ha formado con sus cadenas de valor y la incorporación masiva de ciencia y tecnología una clase media independiente, que defiende sus derechos frente a supuestos "salvadores" de la patria. Hoy sufre el doble efecto de una agresión sistemática del gobierno central, a pesar de que sin el campo los años de crecimiento no hubieran existido, y de la sequía más seria desde hace décadas.
También padece la baja inversión del gobierno central en las provincias, que perjudica al país todo, por los costos adicionales de producir sin una infraestructura de transporte adecuada.
El gobierno central se ha apoderado de los recursos, con la ayuda de senadores y diputados nacionales del interior, dejando poco margen a los gobiernos provinciales y municipales. Es cierto que se hacen algunas obras, la tercera parte de las anunciadas, pero no responden a las necesidades del interior, más bien se concentran en los nuevos conurbanos de cada ciudad capital, y no resuelven tampoco los problemas de fondo de esas ciudades.
Los pueblos del interior le dan recursos fiscales a la Nación, pero carecen de agua potable, pavimentos, buenas escuelas y buena medicina.
Se debe aprobar la ley de coparticipación federal, que devuelva a las provincias y municipios sus recursos. Por otro lado, hay que concentrar recursos públicos y convocar al capital privado para solucionar problemas estructurales del interior, como la provisión de agua potable, energía, reconstrucción del sistema ferroviario y la construcción de la red federal de autopistas. Es decir, equipar al territorio para hacerlo más competitivo, ayudar al desarrollo productivo y terminar con la pobreza estructural de esa Argentina profunda, de la que habla aunque no la conozca, el relato oficial.
Nota de Opinión Publicada en el Diario CLARIN; Jueves 5 de Febrero de 2009.
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