Los ruralistas de la Provincia dicen que la actividad no es rentable y se pasan a la agricultura. Datos alarmantes de un proceso que podría terminar con la importación de carne para el consumo interno
Por LAURA RÓMOLI
Afectada por la sequía, desplazada por la agricultura y amenazada por la falta de rentabilidad, la ganadería pierde terreno en la provincia de Buenos Aires. El gobierno bonaerense y las entidades rurales ya advirtieron sobre la fuerte reducción del stock vacuno; fenómeno que, según advierten, podría golpear fuertemente a la economía del país.Desde Carbap señalan que, decontinuar disminuyendo el stock vacuno, en 2011 Argentina deberá importar carne para consumo interno
El ministerio de Asuntos Agrarios y Producción provincial informó recientemente que este año ya se ha perdido un millón de cabezas de ganado, de un total de 20 millones que integran el stock bonaerense. Y desde esa cartera señalan que, si bien la faena continuará siendo excesiva en el corto plazo -manteniendo así deprimidos los precios-, si la tendencia persiste finalmente habrá una drástica caída de la producción y una consecuente suba de los precios, debido a la disminución de la oferta.
La pampa húmeda concentra un 67% del ganado del país y, según los cálculos oficiales, el descenso de cabezas de ganado alcanzó este año en Buenos Aires al 4,8%. Desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) pronostican que, de no revertirse el actual panorama, en tres años habrá que importar carne para consumo interno porque el país no será capaz de producirla. Desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en cambio, dicen que la situación "no es para alarmarse" y que el proceso de disminución del stock ganadero comenzará a frenarse.
Al tope de las causas que provocan la disminución de la hacienda bonaerense está la excesiva faena, originada en que la actividad no es rentable para el productor, y -coyunturalmente- la gran sequía que afecta entre el 50% y el 70% del territorio y genera dificultades para el mantenimiento de los animales. Pero, vinculado a la falta de rentabilidad de la ganadería, uno de los factores de la merma más gravitantes es el proceso de "sojización" iniciado hace 14 años, al amparo de la creciente demanda internacional y los altos precios de un cultivo de bajos costos.
COMPARACIONES ELOCUENTES
La liquidación de vientres es un indicador del riesgo de extinción de la hacienda. Los productores venden las hembras para reducir su producción por imposibilidad de mantenerlas. Cifras oficiales estiman que 700 mil cabezas del millón que se perdieron son de "vacas madre". Y el subsecretario provincial de Asuntos Agrarios, Fernando Vilella, explica que "la grave sequía y la disminución del rodeo le están costando al Estado bonaerense 900 millones de pesos de pérdida, sin contar con que ya tendremos 550 mil terneros menos el año próximo, por la faena de vacas madre".
"El pequeño y el mediano productor, cuando vio que la ganadería no le daba, vendió el campo, liquidó las vacas y sembró. O dio a sembrar a porcentaje, o alquiló el campo", explica el vicepresidente de Carbap, Alberto Frola. "El beneficio de mantener la hacienda frente al trabajo y la inversión que requiere, es muy poco", coinciden los productores, quienes demandan que se revean las ganancias en la cadena de comercialización, ya que "quienes más las obtienen -dicen- son los intermediarios".
Se estima que la soja da una ganancia anual de margen bruto de 270 dólares por hectárea, mientras que de una hectárea dedicada a la invernada -engorde de novillos- se obtienen 140 dólares. De la plantación de soja se obtiene casi el doble que de la producción de hacienda, a la que además deben descontársele los gastos que representa el mantenimiento de los animales que un cultivo no demanda: mano de obra, veterinario, alimentación, etc.
Por un novillo se le paga al productor, luego de dos años de crianza, alrededor de $1.200 ($3,15 el kilo vivo). En contrapartida, el productor vende la tonelada de soja -más allá de la baja de estos últimos días- a $700 promedio con mucha menos inversión y menores costos. Estos números son los que exhiben los ruralistas a la hora de explicar porqué cualquier propietario de un campo apto para ese cultivo abandona la actividad ganadera. En este sentido, la pampa húmeda aumentó la superficie sembrada con soja en un 5%.
Gustavo Hardt, especialista en producción de carne de Carbap, considera que "si los productores que se dedican a la ganadería de invernada no estuvieran cobrando el subsidio estatal de $300 por cabeza, estarían trabajando a pérdida". Y subraya que la intervención gubernamental frenó el valor de la hacienda desde hace tres años, mientras que en las carnicerías la carne aumentó en ese tiempo más de un 200%. "Es necesario una mejor distribución de las ganancias en la cadena de comercialización, ya que los intermediarios se quedan con el mayor porcentaje; una real apertura de las exportaciones y un programa de gobierno que incentive la retención de vientres", dice el técnico.
Dirigentes agropecuarios y productores afirman que la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA) sigue sin otorgar permisos de exportación y genera "trabas" en las ventas al exterior de, por ejemplo, el fresco de la "vaca conserva", el animal añejo destinado al comercio internacional. Además, denuncian que no se realiza la distribución de la "cuota Hilton", un cupo de exportación de cortes de alta calidad que otorga la Unión Europea y que se asigna a empresas frigoríficas y grupos de productores.
¿IMPORTACION DE CARNE?
Desde Carbap señalan que, de continuar disminuyendo el stock vacuno, en 2011 Argentina deberá importar carne para consumo interno porque será incapaz de producirla. "La matanza de la hacienda liviana y de las hembras, sumada al desplazamiento del ganado hacia zonas marginales, provocará que de cada 100 vacas se obtengan 21 terneros menos cuando, en condiciones normales, debería esperarse un promedio de 70 crías", afirma su presidente Pedro Apaolaza.
Desde la subsecretaría de Asuntos Agrarios bonaerense sostienen la necesidad de impulsar un programa que busque "recuperar la ganadería provincial, adjudicando a cada partido un equipo de veterinarios financiado por el gobierno. Con el plan, la Provincia invertirá este año 54 millones de pesos, cinco veces más que en 2007.
"Yo estoy confiado en que el secretario de Agricultura y Ganadería de la Nación, Carlos Cheppi, está trabajando en un paquete de medidas para revertir la situación, para abrir las exportaciones y para que toda la ganancia no se la quede el intermediario", dice Fernando Vilella. Y agrega: "Si no lanzan un plan para revertir esto, Buenos Aires corre el riesgo de dejar de ser ganadera".
"NO ES PARA ALARMARSE"
El coordinador del Programa Carnes del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Daniel Rearte, en cambio, que "no se puede mantener tanta hacienda, hay un sobrestock porque el rodeo se redujo a 8 millones y medio de hectáreas". Señala que una de las causas más importantes de la disminución de la cantidad de ganado bonaerense radica en que el engorde vacuno, que antes se hacía en el oeste de nuestro distrito, ahora se realiza en provincias del noroeste (NEA), en particular en el norte de Santa Fe, Salta, Chaco y Santiago del Estero, mientras que en el territorio bonaerense ahora se explota la agricultura.
"La gran demanda internacional y el fuerte consumo interno no permiten el aumento de la producción de carne, generando un problema de desarrollo", opina el especialista. Sin embargo, Rearte sostiene, como se dijo, que "no es para alarmarse", ya que "durante los últimos 14 años la soja avanzó sobre el territorio todo lo que pudo y el proceso comenzará a frenar; el stock ganadero no disminuirá mucho más".
Según este técnico, "si bien carne no va a sobrar nunca, tampoco hay que ser apocalíptico. Hay que acostumbrarse a una nueva composición, frenar el consumo interno de carne y aumentar la eficiencia productiva para poder aprovechar la gran oportunidad que nos da el mundo".
Afectada por la sequía, desplazada por la agricultura y amenazada por la falta de rentabilidad, la ganadería pierde terreno en la provincia de Buenos Aires. El gobierno bonaerense y las entidades rurales ya advirtieron sobre la fuerte reducción del stock vacuno; fenómeno que, según advierten, podría golpear fuertemente a la economía del país.Desde Carbap señalan que, decontinuar disminuyendo el stock vacuno, en 2011 Argentina deberá importar carne para consumo interno
El ministerio de Asuntos Agrarios y Producción provincial informó recientemente que este año ya se ha perdido un millón de cabezas de ganado, de un total de 20 millones que integran el stock bonaerense. Y desde esa cartera señalan que, si bien la faena continuará siendo excesiva en el corto plazo -manteniendo así deprimidos los precios-, si la tendencia persiste finalmente habrá una drástica caída de la producción y una consecuente suba de los precios, debido a la disminución de la oferta.
La pampa húmeda concentra un 67% del ganado del país y, según los cálculos oficiales, el descenso de cabezas de ganado alcanzó este año en Buenos Aires al 4,8%. Desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) pronostican que, de no revertirse el actual panorama, en tres años habrá que importar carne para consumo interno porque el país no será capaz de producirla. Desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en cambio, dicen que la situación "no es para alarmarse" y que el proceso de disminución del stock ganadero comenzará a frenarse.
Al tope de las causas que provocan la disminución de la hacienda bonaerense está la excesiva faena, originada en que la actividad no es rentable para el productor, y -coyunturalmente- la gran sequía que afecta entre el 50% y el 70% del territorio y genera dificultades para el mantenimiento de los animales. Pero, vinculado a la falta de rentabilidad de la ganadería, uno de los factores de la merma más gravitantes es el proceso de "sojización" iniciado hace 14 años, al amparo de la creciente demanda internacional y los altos precios de un cultivo de bajos costos.
COMPARACIONES ELOCUENTES
La liquidación de vientres es un indicador del riesgo de extinción de la hacienda. Los productores venden las hembras para reducir su producción por imposibilidad de mantenerlas. Cifras oficiales estiman que 700 mil cabezas del millón que se perdieron son de "vacas madre". Y el subsecretario provincial de Asuntos Agrarios, Fernando Vilella, explica que "la grave sequía y la disminución del rodeo le están costando al Estado bonaerense 900 millones de pesos de pérdida, sin contar con que ya tendremos 550 mil terneros menos el año próximo, por la faena de vacas madre".
"El pequeño y el mediano productor, cuando vio que la ganadería no le daba, vendió el campo, liquidó las vacas y sembró. O dio a sembrar a porcentaje, o alquiló el campo", explica el vicepresidente de Carbap, Alberto Frola. "El beneficio de mantener la hacienda frente al trabajo y la inversión que requiere, es muy poco", coinciden los productores, quienes demandan que se revean las ganancias en la cadena de comercialización, ya que "quienes más las obtienen -dicen- son los intermediarios".
Se estima que la soja da una ganancia anual de margen bruto de 270 dólares por hectárea, mientras que de una hectárea dedicada a la invernada -engorde de novillos- se obtienen 140 dólares. De la plantación de soja se obtiene casi el doble que de la producción de hacienda, a la que además deben descontársele los gastos que representa el mantenimiento de los animales que un cultivo no demanda: mano de obra, veterinario, alimentación, etc.
Por un novillo se le paga al productor, luego de dos años de crianza, alrededor de $1.200 ($3,15 el kilo vivo). En contrapartida, el productor vende la tonelada de soja -más allá de la baja de estos últimos días- a $700 promedio con mucha menos inversión y menores costos. Estos números son los que exhiben los ruralistas a la hora de explicar porqué cualquier propietario de un campo apto para ese cultivo abandona la actividad ganadera. En este sentido, la pampa húmeda aumentó la superficie sembrada con soja en un 5%.
Gustavo Hardt, especialista en producción de carne de Carbap, considera que "si los productores que se dedican a la ganadería de invernada no estuvieran cobrando el subsidio estatal de $300 por cabeza, estarían trabajando a pérdida". Y subraya que la intervención gubernamental frenó el valor de la hacienda desde hace tres años, mientras que en las carnicerías la carne aumentó en ese tiempo más de un 200%. "Es necesario una mejor distribución de las ganancias en la cadena de comercialización, ya que los intermediarios se quedan con el mayor porcentaje; una real apertura de las exportaciones y un programa de gobierno que incentive la retención de vientres", dice el técnico.
Dirigentes agropecuarios y productores afirman que la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA) sigue sin otorgar permisos de exportación y genera "trabas" en las ventas al exterior de, por ejemplo, el fresco de la "vaca conserva", el animal añejo destinado al comercio internacional. Además, denuncian que no se realiza la distribución de la "cuota Hilton", un cupo de exportación de cortes de alta calidad que otorga la Unión Europea y que se asigna a empresas frigoríficas y grupos de productores.
¿IMPORTACION DE CARNE?
Desde Carbap señalan que, de continuar disminuyendo el stock vacuno, en 2011 Argentina deberá importar carne para consumo interno porque será incapaz de producirla. "La matanza de la hacienda liviana y de las hembras, sumada al desplazamiento del ganado hacia zonas marginales, provocará que de cada 100 vacas se obtengan 21 terneros menos cuando, en condiciones normales, debería esperarse un promedio de 70 crías", afirma su presidente Pedro Apaolaza.
Desde la subsecretaría de Asuntos Agrarios bonaerense sostienen la necesidad de impulsar un programa que busque "recuperar la ganadería provincial, adjudicando a cada partido un equipo de veterinarios financiado por el gobierno. Con el plan, la Provincia invertirá este año 54 millones de pesos, cinco veces más que en 2007.
"Yo estoy confiado en que el secretario de Agricultura y Ganadería de la Nación, Carlos Cheppi, está trabajando en un paquete de medidas para revertir la situación, para abrir las exportaciones y para que toda la ganancia no se la quede el intermediario", dice Fernando Vilella. Y agrega: "Si no lanzan un plan para revertir esto, Buenos Aires corre el riesgo de dejar de ser ganadera".
"NO ES PARA ALARMARSE"
El coordinador del Programa Carnes del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Daniel Rearte, en cambio, que "no se puede mantener tanta hacienda, hay un sobrestock porque el rodeo se redujo a 8 millones y medio de hectáreas". Señala que una de las causas más importantes de la disminución de la cantidad de ganado bonaerense radica en que el engorde vacuno, que antes se hacía en el oeste de nuestro distrito, ahora se realiza en provincias del noroeste (NEA), en particular en el norte de Santa Fe, Salta, Chaco y Santiago del Estero, mientras que en el territorio bonaerense ahora se explota la agricultura.
"La gran demanda internacional y el fuerte consumo interno no permiten el aumento de la producción de carne, generando un problema de desarrollo", opina el especialista. Sin embargo, Rearte sostiene, como se dijo, que "no es para alarmarse", ya que "durante los últimos 14 años la soja avanzó sobre el territorio todo lo que pudo y el proceso comenzará a frenar; el stock ganadero no disminuirá mucho más".
Según este técnico, "si bien carne no va a sobrar nunca, tampoco hay que ser apocalíptico. Hay que acostumbrarse a una nueva composición, frenar el consumo interno de carne y aumentar la eficiencia productiva para poder aprovechar la gran oportunidad que nos da el mundo".
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