lunes, 3 de marzo de 2008

CARNE: los mismos problemas, los mismos errores.



Consistentemente hemos venido sosteniendo que este gobierno está obnubilado por el corto plazo, por la tapa de los diarios, y olvida el largo plazo, la tapa de la historia. Este error de enfoque, que ya lleva varios años, hace que los problemas de hoy sean versiones agigantadas de los problemas de ayer que el gobierno K intentó resolver con soluciones simplistas de corto plazo, en lugar de políticas de planeamiento de largo plazo. Sólo esto explica la paradoja que excelentes noticias en los mercados externos de los productos en que somos competitivos, generen cortocircuitos entre las autoridades y los productores. Es que el gobierno se autoinflige castigos, por la miopía de sus políticas: la energía es un claro ejemplo de esto, como lo es también, la política ganadera.

El gobierno se sigue equivocando por completo con las medidas que está tomando hacia la ganadería: restricciones a las exportaciones, aumento de retenciones, precios máximos o sugeridos, mercados intervenidos. El gobierno esta repitiendo sus propios errores y logrando el mismo resultado: menos producción y menos vacas. Y el precio de la carne no deja de subir.

¿Cómo no va a aumentar la carne si todas las medidas llevan a los productores a dejar de invertir? ¿Cómo vamos a tener más oferta si desde la época de Kirchner la única previsión de largo plazo que puede hacer un ganadero es que el gobierno, como quiera y cuando quiera, pude cerrar las exportaciones de golpe o intervenir los mercados con precios ficticios, haciendo añicos la inversión y el trabajo de años? ¿Cómo vamos a evitar la inflación con un gobierno que en lugar de solucionar los problemas sólo busca esconderlos?

La historia es repetida: llega marzo y por cuestiones estacionales hay menos oferta de carne. La naturaleza y la llegada del otoño hacen que esto pase siempre. Lo que no es natural es tener un gobierno miope, que se empecina en repetir tercamente sus peores errores. Esta política de corto plazo está hipotecando el futuro.

La ganadería está desapareciendo. En la tierra dónde entra la soja y sale el ganado, las vacas no vuelven más, a la vez que el entramado social de las ciudades del interior que viven del campo se resquebraja y las oportunidades de futuro para sus jóvenes se hacen añicos. Lo advierten las asociaciones rurales. Lo advierten los propios organismos técnicos del gobierno: el INTA a fines del año pasado alertó sobre el tremendo incremento en la matanza de hembras. La producción cae, los ganaderos salen del negocio y los campos se están alquilando para sembrar soja. El resultado es el mismo que venimos teniendo desde que Kirchner asumió la presidencia: menos oferta, menos producción y por lo tanto precios más altos.

Desde 2005 Elisa Carrió viene alertando sobre este problema, anunciando que sin un Plan Ganadero de largo plazo y previsible, con apertura de exportaciones y retenciones cero para aumentar la oferta de carne, los precios internos van a seguir subiendo. Desde el 2005 el Gobierno viene haciendo todo lo contrario. Los resultados están a la vista.

3 de Mazo de 2008.-

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